jueves, agosto 31, 2006
viernes, agosto 25, 2006
Veronika decide morir
Entonces empezaré a engordar como la tía de la enfermera de ayer, o de días atrás, no sé bien. Y empezaré a hacer régimen, sistemáticamente derrotada cada día, cada semana, por el peso que insiste en aumentar a pesar de todo el control. A estas alturas, tomaré algunas drogas mágicas para no caer en la depresión y tendré algunos hijos en noches de amor que pasan demasiado deprisa. Diré a todos que los hijos son la razón de mi vida, pero, en verdad, ellos exigen mi vida como razón.
La gente nos considerará siempre una pareja feliz y nadie sabrá lo que existe de soledad, de amargura, de renuncia, detrás de toda esa apariencia de felicidad.
Hasta que un día, cuando mi marido tenga su primera amante, yo tal vez protagonice un escándalo como la tía de la enfermera, o piense nuevamente en suicidarme. Pero entonces ya seré vieja y cobarde, con dos o tres hijos que necesitan mi ayuda, y debo educarlos, colocarlos en el mundo, antes de ser capaz de abandonar todo. Yo no me suicidaré: haré un escándalo, amenazaré con irme con los niños. Él, como todos los hombres, retrocederá, dirá que me ama y que aquello no volverá a repetirse. Nunca se le pasará por la cabeza que, si yo resolviese realmente irme, la única elección posible sería la casa de mis padres, y quedarme allí el resto de la vida teniendo que escuchar todos los días a mi madre lamentándose porque perdí una oportunidad única de ser feliz, que él era un excelente marido a pesar de sus pequeños defectos y que mis hijos sufrirán mucho por causa de la separación.
Dos o tres años después, otra mujer aparecerá en su vida. Yo lo descubriré (porque lo veré o porque alguien me lo contará), pero esta vez fingiré ignorarlo. Gasté toda mi energia luchando contra la amante anterior, no sobró nada, es mejor aceptar la vida tal como es en realidad y no como yo la imaginaba. Mi madre tenía razón.
Él seguirá siendo amable conmigo, yo continuaré mi trabajo en la biblioteca, con mis sándwiches en la plaza del teatro, mis libros que nunca consigo terminar de leer, los programas de televisión que continuarán siendo los mismos de aquí a diez, veinte o cincuenta años.
Sólo que comeré los sándwiches con sentimiento de culpa, porque estoy engordando; y ya no iré a bares, porque tengo un marido que me espera en casa para cuidar a los hijos.
A partir de ahí, todo se reduce a esperar a que los chicos crezcan y pensar todos los días en el suicidio, sin valor para llevarlo a cabo. Un buen día, llego a la conclusión de que la vida es así, de que es inútil rebelarse, de que nada cambiará. Y me conformo.
martes, agosto 15, 2006
martes, agosto 08, 2006
Cómo hablar...
si empezara de nuevo,
volvería a buscarte en mi nave del tiempo.
Es el destino quien nos lleva y nos guía,
nos separa y nos une a través de la vida.
Nos dijimos adiós, pasaron los años,
volvimos a vernos una noche de sábado.
Otro país, otra ciudad, otra vida,
pero la misma mirada felina.
A veces te mataría y otras, en cambio, te quiero comer.
Ojillos de agua marina.
¿Cómo hablar?
Si cada parte de mi mente es tuya.
Y si no encuentro la palabra exacta.
¿Cómo hablar?
¿Cómo decirte que me has ganado poquito a poco?
Tú que llegaste por casualidad...
¿Cómo hablar...?
Como un pájaro de fuego que se muere en mis manos,
un trozo de hielo desecho en los labios.
La radio sigue sonando,
la guerra ha acabado,
pero las hogueras no se han apagado aún.
¿Cómo hablar?
Si cada parte de mi mente es tuya.
Y si no encuentro la palabra exacta.
¿Cómo hablar?
¿Cómo decirte que me has ganado poquito a poco?
Tú que llegaste por casualidad...
¿Cómo hablar...?
A veces te mataría,
y otras, en cambio, te quiero comer.
Me estás quitando la vida...
¿Cómo hablar...?
Feliz dos años cariño.
Te quiero :)
8/08/04 ----> 8/08/06