martes, mayo 27, 2008

Hoy ha sido uno de esos días en los que piensas: no tendría que haberme levantado de la cama. Desde hace unas semanas que ando bastante mal por temas de la universidad, que no relataré ahora mismo. Llevo aguantando la presión y el poco tiempo que me queda de una manera muy desagradable, ando cansada y deprimida y con ganas de tirar la toalla.

Hoy ha sido el no va más, cuando además de los mil trabajos y exámenes que tengo para este cuatrimestre, con el agobio que eso conlleva, me han dado un disgusto enorme en una asignatura. Me he puesto a hablar con la profesora para comentarlo (extrañamente con una tranquilidad que no creía que podría mantener) pero no me ha hecho ni caso. Así que he tenido que salir de clase porque me he puesto a llorar. Me he puesto a llorar de rabia e impotencia, porque esa mujer no me hacía el más mínimo caso ni me daba alguna oportunidad. No he podido controlar las lagrimas y he salido de clase acompañada de una amiga. Me habré pasado un cuarto de hora llorando, sin poder parar, maldiciéndolo a todo y a mi misma, por ser una inútil. He llorado porque ya no podía más.

Lo que yo no me esperaba era el cariño de todas mis compañeras. Una de ellas ha pasado y me ha visto y se ha sentado conmigo a hablar, a consolarme y darme ánimos. La siguiente que ha pasado ha hecho lo mismo, y lo siguiente que me ha dicho: Oye, déjame tu pendrive, que yo te dejo todos mis trabajos y todo lo que necesites. He alucinado, no me esperaba todo esto. Otras se han preocupado por ver cómo estaba y si podían ayudarme en algo, que no dudara en pedírselo.

Ahora mismo me acaba de llamar otra amiga, me ha comentado que otras compañeras le han preguntado por mi, porque cuando han ido a buscarme ya no estaba. Ésta que me ha llamado, me ha consolado y comprendido mucho, me ha ofrecido también su ayuda y también me ha dejado trabajos suyos.

En fin, que todo esto viene a decir: gracias. Cuando he explotado con todo lo que llevaba dentro me esperaba el cariño de una de mis amigas, con la que siempre ando, que ha estado todo el rato a mi lado, animándome y escuchándome. Pero no me esperaba todo el cariño, los besos y los abrazos del resto de compañeras. Para mi ha sido sobrecogedor hasta tal punto que me he vuelto a poner a llorar de la emoción.

Después del desastre de este día he levantado cabeza gracias a ellas, a toda su ayuda, su compresión y sobre todo a su cariño. Así que este post se lo dedico a ellas, porque sin ellas, aún seguiría llorando.

GRACIAS.

1 comentario:

Javi M dijo...

Animos Eva, que nosotros tambien tamos pa cuando llores, no dudes en llamarnos ;)